domingo, 18 de mayo de 2008

¿QUE SUCEDE EN LA POLITICA CATALANA?

Las iniciativas legislativas, políticas y administrativas de carácter laicista se están multiplicando en Cataluña durante los últimos meses, particularmente desde la victoria electoral en España del socialismo. Pero de entre todas quiero referirme a una que realmente llama la atención sobre las demás; y no por ser la más grave de las que están en curso o han sido ya aprobadas o iniciadas. Llama la atención porque su gestación y su contenido revelan quizá lo lamentable de la situación por la que atraviesa nuestra sociedad catalana.

Con fecha 24 de abril de este año ha sido aprobada por el Parlamento la Ley 5/2008, denominada "del derecho de las mujeres a erradicar la violencia machista". Basta con atender al título para hacerse una idea de la calidad jurídica y política que podemos esperar del texto. Y ciertamente, en cuanto se echa una breve ojeada al articulado, la impresión que se alcanza no defrauda esa primera percepción. Se trata de una Ley de tan baja calidad, se mire desde el punto de vista que se mire, que en verdad no merece el nombre de tal.

Pero lo más llamativo de este engendro pseudo jurídico no es el que alguien lo haya pergeñado. La ignorancia, la falta de criterio, la ausencia de sentido jurídico y político, no son fenómenos de los que quepa extrañarse especialmente, aunque se den en algunos responsables políticos. Lo que resulta incomprensible sin embargo es que esta ley haya sido aprobada con el voto unánime de todos los diputados integrantes del Parlamento Catalán. Todos los partidos, sin excepción, han votado a favor de semejante ley.

¿Cómo es posible que se haya producido un hecho semejante? ¿Es que acaso en el Parlamento no hay ningún diputado o diputada que tenga un mínimo de sentido jurídico, más aun, un mínimo de sentido común? No lo creo. Es seguro que la mayoría de los representantes populares estarían de acuerdo, en privado, en que esa Ley es una auténtico fiasco. Y me refiero a la mayoría de los diputados sin especificar su procedencia; tanto en la derecha, como en el centro, como en la izquierda; tanto nacionalistas como no nacionalistas; tanto la mayoría de los que integran el tripartito gobernante, como los que se encuentran en la oposición. Al menos tengo la esperanza de que sean la mayoría, pero si no es así, no hay al menos unos cuantos, de derechas, de izquierdas o de centro, que sean capaces de levantar la voz y hacer valer la razón frente a semejante barbarie intelectual y jurídica.

Porque aquí no se trata de abordar el contenido ideológico de la Ley. ¿Quien no estará de acuerdo en que el gobierno y las autoridades en general, han de poner todos los medios que resulten eficaces para evitar que se produzca el aumento de las agresiones que están sufriendo muchas mujeres? Aunque el problema así planteado me parece una simplificación que no ayuda nada a resolverlo. Pero es que la cuestión aquí es que esa Ley no va a contribuir a mejorar justamente lo que pretende, si no más bien contribuirá a aumentar la confusión y acabará agravando la situación; eso sí, lo más probable, si llega a aplicarse aunque sólo sea en una parte, es que produzca un aumento del gasto público injustificado y perfectamente inútil, un fenómeno al que por otra parte ya nos tienen acostumbrados.