lunes, 9 de noviembre de 2009

IV CONGRESO INTERNACIONAL PROVIDA


Declaración de Zaragoza
Los representantes de organizaciones nacionales e internacionales, defensoras de la vida, la familia y la dignidad humanas, provenientes de diferentes partes del mundo, reunidos en Zaragoza del 6 al 8 de Noviembre del 2009, en el IV Congreso Internacional Provida (CIP), en continuidad con los CIP realizados en Madrid, Lima y México, han aprobado la Declaración de Zaragoza.

Este documento está dirigido a todos los gobernantes, legisladores, magistrados, médicos y matronas; líderes políticos y religiosos; intelectuales, educadores y comunicadores sociales; organizaciones de la sociedad civil; madres y padres de familia; y a todas las personas de buena voluntad, como responsables naturales de la promoción de los Derechos Humanos.

La Declaración de Zaragoza afirma que si bien se dice que lo peor que le podría suceder a una madre sería la muerte de su hijo, no es así puesto que lo peor que le puede suceder a una madre es hacer matar voluntariamente a su propio hijo. Aún cuando algunas lo nieguen de momento, decidir la muerte de su bebé les provoca un sentimiento de culpa y una herida imposibles de borrar.

Asimismo, considera que los más de ochocientos millones de muertes provocadas hasta el momento mediante abortos “legales”, en los países del mundo que lo han autorizado, constituyen un delito de lesa humanidad que, por su número y extensión, propone que se denomine a partir de ahora como mega-genocidio.

Este mega-genocidio, además de estar “legalizado” en muchos Estados, es fomentado -a veces de modo directo y en ocasiones utilizando eufemismos-, por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y sus agencias; los organismos multilaterales de crédito; ciertos organismos internacionales, como la Federación Internacional de Planificación Familiar (IPPF), IPAS, las Fundaciones Rockefeller, Ford, Bill y Melinda Gates, Soros, etc.; el actual presidente de los Estados Unidos de América y la burocracia de la Unión Europea, entre otros grupos de poder global.

A todos a quienes está dirigida esta declaración se les pide que promuevan soluciones racionales, siempre respetuosas de la vida, para las necesidades humanas, tales como:

Propiciar acceso y atención cualificada al embarazo, parto y recién nacido.
Articular con la sociedad civil instituciones que atiendan a las embarazadas en situación de conflicto, para ayudarlas a superar sus problemas y, de ese modo, llevar una maternidad plena de gozo.
Ejecutar programas para fortalecer la familia.
El embarazo no es una enfermedad; por lo tanto el control de la natalidad, nunca podrá ser una política sanitaria.
Hacer respetar toda vida humana, desde la fecundación hasta su muerte natural, y reconocer la personalidad jurídica de todo ser humano, desde el instante inicial de su existencia; y siempre obrar en consecuencia.
Punir y eliminar toda práctica abortiva, eugenésica, eutanásica, o que manipule la vida humana, cualesquiera sean los medios utilizados para ello.

Los firmantes de la Declaración de Zaragoza se comprometen, entre otras cosas, a:

Promover todas las organizaciones de la sociedad civil, cuya finalidad sea la:
• Visibilización y atención del síndrome post-aborto.
• Centros de ayuda para la mujer.
• Centros de orientación familiar.
• Difusión de un enfoque humanista de la sexualidad.
• Promover la adopción como opción digna para las madres en situación de embarazo inesperado y para los niños por nacer.

Vigilar de manera permanente el grado de observancia del derecho a la vida. Denunciar públicamente a quienes violen este Derecho fundamental, en especial si son funcionarios públicos o políticos en campaña electoral.
Articular actividades con “Acción Mundial de Parlamentarios y Gobernantes por la Vida y la Familia”, constituida en Santiago de Chile, recogiendo la Declaración de Lima de nuestro II CIP.
Promover la cancelación de la pena de muerte por aborto, en el ámbito de la ONU y los organismos regionales. Promover una Convención Internacional que tutele la vida de todo ser humano, desde el momento de la concepción hasta la muerte natural.
Crear y promover partidos políticos que tutelen la vida humana, desde su inicio y hasta la muerte natural.
Patrocinar gratuitamente demandas de las mujeres víctimas del mega-genocidio del aborto, para que obtengan un justo resarcimiento de sus daños, contra el Estado y demás responsables de sus padecimientos.

Los participantes de este Congreso, que se adhieren a esta Declaración, pertenecen a Alemania, Argentina, Austria, Canadá, Chequia, Chile, Colombia, Costa Rica, Croacia, Cuba, Dinamarca, Ecuador, El Salvador, Eslovaquia, España, Estados Unidos, Francia, India, Gran Bretaña, Irán, Irlanda, Italia, México, Nicaragua, Noruega, Perú, Polonia, Sudáfrica, Suecia y Venezuela.


Zaragoza, 8 de noviembre de 2.009

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