Hoy no acompañaremos nuestra entrada con imágenes. La noticia no las merece.
Ha sido noticia estos días la muerte en directo de Craig Ewert, de 59, quien decidió voluntariamente poner término a su vida en la clínica suiza Dignitas y permitió que su caso fuese recogido en un documental del cineasta canadiendse John Zaritsky, titulado Right to die?: The suicide tourist (¿Derecho a morir?: el turista suicida).
Son muchos los que insisten en confundir las cosas en esta campaña de sensibilización social en favor de la implantación de la eutanasia en nuestro país. Son pocos los que se esfuerzan en clarificar la naturaleza ética y jurídica de las distintas acciones humanas que tienen que ver con la enfermedad y las terapias médicas.
Craig Ewert ha muerte en Suiza en vez de hacerlo en su casa o en el hospital de su barrio. ¿Por qué? ¿Es que acaso no le hubieran permitido retirar el respirador del que dependía su vida? ¿Es que realmente estaba siendo objeto de un encarnizamiento terapéutico?
No. Craig Ewert hubiera podido perfectamente morir como la ha hecho en cualquier hospital, sin tener que gastar los 3000 euros que le costó el servicio de la clínica suiza. Nadie le condenaba a seguir viviendo como hasta ese momento. Si hubo un día que comenzó a depender de un respirador, ésa fue una elección suya. Si hubiera querido manifestar ahora su rechazo del uso del respirador, tampoco hubiera habido ningún problema. Es una práctica pacíficamente reconocida por los profesionales de la medicina y de la bioética.
Pero Craig Ewert y su mujer no querían limitarse a ejercer su derecho a no sufrir encarnizamiento terapéutico. Lo que ellos querían era convertir su caso en un show de escala mundial y en una apología del derecho a morir.
Craig Ewert hubiera merecido todo el respeto si se hubiera limitado a morir como lo hizo. Al desconectar el respirador, la muerte fue causada directamente por la enfermedad que padecía. ¡No se equivocó en eso, no!
En lo que se equivocó Craig Ewert -y mucho- fue en hacer el paripé, dejándose manipular (consciente o inconscientemente) por los ideólogos de la cultura de la muerte. El título del documental está claro: Craig Ewert realizó su último viaje como turista suicida y que su muerte fuese presentada a la opinión pública mundial como el enésimo caso de eutanasia. A río revuelto ganancia de pescadores.
Pues Craig Ewert -con todos mis respetos- no merece que cuelgue hoy ninguna imagen suya en esta entrada. No queremos contribuir en esta parodia realizada por los traficantes del sufrimiento humano.
viernes, 12 de diciembre de 2008
El último show de la muerte digna
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